Comentario
El empuje árabe que provocó a comienzos del siglo VIII el hundimiento de la España visigoda, coincidió con firmes intentos de reagrupación territorial en otras partes de la Cristiandad: en el Oriente bizantino; en la Italia lombarda gracias a la labor del rey Luitprando; en la Inglaterra anglosajona y, sobre todo, en la Galia Franca. No fueron aquí los monarcas (los peyorativamente designados como reyes holgazanes) los protagonistas del proceso sino las familias que, desde algunas generaciones, ostentaban el titulo de Mayordomos de Palacio. De entre todas ellas, una había de adquirir especial fama: los pipínidas o carolingios. Uno de sus más cualificados representantes -Pipino de Heristal, mayordomo de Austrasia- se impondría a sus rivales en la batalla de Tertry (687) implantando su autoridad también sobre Neustria y Borgoña.
Sin embargo, las reunificaciones territoriales en el mundo franco amenazaban siempre con no sobrepasar la vida de quienes las habían promovido. Así, cuando en el 714 Pipino de Heristal muere, la anarquía retoña en la Galia.